28 jul 2022

Estado idóneo

Mi atención es como un clavo en el ojo de Dios. Iridiscente y fortalecida, capaz de que la palabra sea y haga el verbo. Rebrotada, liberada de mis propias pasiones, soy bailarina inconsciente, Harpagón en plena reverencia, katana rota y gruñido inminente, la que asesina a la bestia con la belleza del movimiento preciso. Soy sin miedo.
All my life has been an unintentional sin.

20 ago 2019

Las instancias que nos conforman

"Mi padre era nocturno y glaciar.
Mi madre, un trozo de vida y de sol.
A veces la veo recordar, apretando los ojos como un niño apaleado, el dolor de la lacerante indiferencia de mi padre.
La entiendo. Quizás porque a mí me generaba lo mismo, y aún si no hubiese sido así; podría entenderla porque tengo el corazón predispuesto a amar lo que está hecho para ser amado. Y mi madre lo está.
Sin embargo, mi hermana mayor recuerda días más felices. Interludios necesarios frente a la afrenta que representaba la coexistencia de estos dos titanes, visceral y orgánicamente opuestos.
Recuerda a nuestra madre de espaldas cortando verduras para la cena, y a mi padre rodeándola con sus brazos y meciéndose dulcemente.
- En mi tierna infancia - me dice - no notaba lo que hoy noto -
-¿Qué? -.
- Que acababan de hacer el amor -."

30 jul 2019

Amo tu pena cuando la hago mía,
y mi mente se concentra en completarte.
Sin embargo no ignores que la vida no es y nunca será una distracción de este dolor que es vivirla.
Quiero saber que te contrae la cara cuando nadie te mira
y que cosas te estrujan el corazón,
para cuidar
al vertiginoso ser de plumas
que sos.

Mácula etérea

Sentir el desgaste.
Que tu tiempo sea artificioso en manos ajenas,
que el movimiento nunca sea suficiente
y que la ausencia, sea mejor que el chasco.
La soledad te sienta bien cuando es genuina
y no un mero producto de esta imposibilidad que se respira
en el silencio,
del doloroso aire que pesa como algo tangible;
o quizás solo sea la terrible penuria de este sueño
que es mi vida.
La soledad me come la lengua
y como una gata hambrienta
juguetea en lo negro de mis ojos
matizando mi manera de ver.
A veces sorbe mi voluntad,
otras reniega de mis lazos
y me deja sola con ella;
porque ante todo
no quiere que olvide
que no soy nada sin ella,
y en días como hoy,
me acuna
con sus manos de muerta.