Rostros tatuados en pieles muertas;
cicatrices añejas que en desiertos encantados
olvidé tiempo atrás.
Tibios refugios de otras eras
me frecuentan.
Melancólicos cantos
y densas siluetas que presagian temor,
en ríos repentinos,
nefastos,
brutales;
que arrasan
y retornan
como huracanes de seres murientes,
sollozantes;
indignados por la desmemoria,
por el olvido de una frase que no sé recordar...