18 mar 2014

Pureza

El amor y el odio se abren paso sin tregua en mi pecho destrozado,
ambos con una fuerza irrefuteble.

¿Alguien puede acaso negar la pureza del odio, no contaminado por los vicios del amor?

¿Alguien ha concebido un amor carente de odio, puro como el frío galopando mi rostro de caretas desnudo? ¿Un amor trágico, idealizado, narcotizado u onírico?

"Un amor sin dolor no deja huella", me dijo,
y mi vida se agrieto ante el peso de aquella sentencia.
"Te amo" dijo ella, y a él le dolió saber que iba a odiarlo.


La ira de las furias: El infierno itinerante.

Despiadadas bestias
hijas del desvelo.
Bastardas,
fuegos fatuos,
señoras del desconsuelo;
destrocen la piel que me cubre,
consuman con su fuego:
cada aspecto de mi vida,
cada rasgo,
cada sueño.

Retornaré
cuando su sed en mi se vea saciada;
y forjada en su fuego
podré llamarlas hermanas
y saborear su celo.

Enrarecimiento.

En mi alma de rosa
injertaste
macizas sombras,
como abetos;
y en la soledad del crepúsculo
puedo sentir
el intrasmisible frío
de mis rincones,
cubriéndose
de pétalos muertos...