De campos verdes
y prados interminables
solo algunos tibios
recuerdos,

apenas los suficientes
para extrañar
la inefable calma
de los paisajes
de pupilas
sin retorno.

Volcán despierto de pasiones contradictorias;
mis senderos rectos que conmemoran
la infinidad perdida,
los dioses malditos;
las muertes o abismo que confluyen
en ausencias casuales,
en tiempos remotos;
en el olvido de ese día
donde fatigué la espera de mis temores
y por fin, temí mis miedos.

Sensible y friolento.

Pablo;
corazón de pluma-acordeón;
corazón bulímico
que consume
con violencia
sin dejar
de transcribir
la incontenible
nausea-pasión.

Tormentoso
milagro-corazón
de niño poeta.

Invoco los ríos de escritura continua,
los templos perdidos y saberes marchitos;
solo consigo vomitar palabras inmundas...

No veo la forma de alcanzarte.

Del tren no me pude bajar;
y la incertidumbre,
desgarrando la expresión
del paisaje rosa
con su nostalgia me cayó
sin más motivos
que aquel desgaste...

El ocaso de la movilidad;
es espíritu
que quiebra
los límites
que la otredad
impone.

La bestia engulle nombres bestiales:
- Nací ahí;
en el latido sucio de tu sangre,
en el pensamiento descrito por tus venas,
en la gota de tinta
que usaste al crearme. -

Quisiera besar lo marchito de las palabras.

Luz de cable peregrino
que llena el rostro,
y al terminar
la frase
ya es
tiniebla.

Cicatriz invisible
o herida de
lumbre muerta
que cruza calles
y rutas inciertas
en pos de sangrar sus egoísmos
en tiempos de guerra.

A Sabato:
Gracias por otorgarme esta vida
desprovista de alumbramiento.

Tumbas

Intuición presurosa;
primura incierta,
nube turbia o
pronta tormenta
de primavera.

Me llueve tu calma
este viernes,
y me pregunto
sin temor;
en que besos
desiertos,
pasiones cargadas
de irracionalidad
fue que intuiste
un desprecio
inexistente.

Tu lluvia/calma
enturbia
la mía;
de sombras/pasiones,
ayeres difusos
en copas
promiscuas...

- No quiero retenerte
en mis promesas vacias,
mis tumbas de papel... -

De seres como
vos y yo
sé muy poco;
ni siquiera
lo suficiente.

Maternidad

El fuego rojo
de las piernas
desposeídas que
me vieron nacer;


madre ayeres
perdidos,


madre tumbas
inciertas,


madre
placeres dormidos


me trae
sola al frío

para dejarme
otra vez.

Retórica promesa
la de nuestros ojos
torpes
en la noche
de las luces
ciegas.

La moribunda clandestinidad
me sabe dispuesta
a beber
sus texturas
de entre tus labios.

Gracias por la espera;
tomó menos tiempo del que imaginaba.
Los dejo con mi expresión incomprensible.

Ana Schwarz.

Caleidoscopio sensorial,
quimera de mediodías lluviosos
que revisten de nada
el fascinante final
de estos viajes
que aún no terminan.

- Quiero que este tiempo pase sin dejar huellas
en los escritos de mi alma,
en mis estimados lectores...
La fuerza y el coraje de darme a conocer abiertamente
me brotan aún por ustedes;
pero lamento afirmar que no alcancé la madurez del alma
para escribir de tiempos tormentosos cuando estos transcurren.
Pido disculpas por eso.

El tiempo corre en silencio,
muy pronto el nonsense
será cuna de palabras hurañas de nuevo.
Es mi promesa a ustedes,
mis queridos desconocidos.

Un cálido abrazo,
la más dulce palabra
y mi eterno agradecimiento. -

Ana Schwarz

Para noviembre no tengo palabras...
Perdón.

Un relieve de nitidez transluce
la densa necesidad de dormir
abrazada por las plumas del cuervo.

Me dijiste:
- Yo solo me basto,
para odiarme en tu nombre. -
Recién entonces me dí cuenta
que era necesario guardarte rencor...

Olvidar el nombre de mi nombre
no fue tan difícil...

La blancura lastima los ojos
en esta parte ausente del universo.
- ¡Pero eso no basta! -
La cordura abandona el camino
que lleva el cuerpo;
y con ella,
los discursos cuerdos.

Sacrosanta institución de nombres propios,
arrancados a destajo de la carne desnuda y latente.

- Desaparecidos. -


Sombra que alumbra el oblivio,
criatura multiforme
que recuerda a la vez,
al gorrión y a la eternidad.


Horizontes de inquietudes,
primero rojos,
luego violetas;
por siempre
absueltos...

Me río de lo que conozco;
y de lo que desconozco,
también me río.
Ha de ser porque crecí triste
y la copa llena
de incomprensiones
inflamadas
ya desborda adentro.

Despertares

Cesante maquinaria resuelta
de amaneceres glaciares;
pintemos juntos
de apática indiferencia
a la desdicha.

La voz distante llama,
aunque nadie pueda oír;
aunque nadie pueda haber...



Transparente y profunda ahoga,
separando tenuemente
(sin quebrar en sustancia)
genuinos placeres;
susurros que ante todo,
resisten la impetuosa
necesidad de ser acallados
en el amplio y perpetuo silencio
de las esferas celestes.



La voz como eco del alma
conoce de pesares
más reales que ilusorios.



Tantas veces calla;
que el grito quebrado
succiona la carencia,
convirtiéndola en falta...



La voz se cansa
de ser inútil,
mera portadora de no-calma;
incluso, quizás
de exceso de alma.



Muy en el fondo,
de tan opaca
ha de temer
el extraño retorno
del alba.

Cuestión

Si me llevara todo aquello
que despista y adorna del mundo,
desmantelando
mi celo atrofiado,
mi telón a medio abrir...

Si cerrara por siempre mis ojos;
mis libros...

Si mis manos dejaran de escribir...

Lejos, más lejos aún del amor y la condena
que consumen por igual la tormenta...


¿Te vería de nuevo mi querida voz danzante?

Lecho tétrico, monotemático
y cubierto de espinas sin rosa en flor.

Desierto oscuro y triste,
desesperación que no proyecto con resignación.

¿Y a vos donde te olvidaste?

La soledad como un estado absoluto del alma,
que al compartirse con otro ser solitario
crea ilusiones, ideales,
encuentra sentidos;
genera sentires alterados,
preciosos...

En la agonía de las luces afiladas
dejame recordarte así...

Tan pronta al llanto
y al luto
que ayer llevaste
por mi...

Quizás solo ahora
que muero,
extraño las promesas
que nunca te hice;
y lamento las que
no cumplí...

Saturación - Disolución

Burbuja y no comprensión
de una atmósfera viciada
y clandestina.

Nuevamente el susurro más crudo
consume sin acabar
mi desgastada imagen sin sueños.

La nostalgia reverbera
cual fosa oscura e incoherente.

Escuché:
"No te perdono"...
Como un eco roto
de mi propia voz...

La muerte de mi sed me prohibió
decirte que esta boca es más
tuya que mía.

Lujuria vespertina;
máscara sensual que
conquista los sueños.

Desgarradora certeza;
pues nada importa en verdad
hasta que el sol se ponga
y vuelva a ser manos que escriben
sus búsquedas, sus desgarros
y néctares demoniacos...

Conozco el rostro tras la máscara,
al otro lado del espejo;
ese mismo que mira aflijido
los desgastes del camino
cuando desnuda su sonrisa para mi.

Lo observo
desgarradoramente inalterable,
y soy noche y silencio...

Este es mi arte defectuoso,
siempre este y no otro,
mi verdadero obsequio.

A la sangre

que se escurre

de sus cuencas,

vacilando en recorridos

próximos a rozar

un horizonte distante...



- La sustancia que corta

el paso del viento,

la describí antes. -



Los velos tenues recubren

la entrada al templo

de fuego,

sus velas se apilan en

los altares de inmensos

pocillos primitivos.



El niño que fuí,

se escurre esta tarde;

pintando el cielo

de carmecí,

poco antes de que

oscuresca se despide de mi.

Tempestad

Es necesario dar luz nueva a antiguos pensamientos,
deponer las emociones al nuevo soberano.

- Quizás... -
- Ni una parte de mi te pide existir de nuevo... -

Mi expresión cobra la atemporal forma de una careta salvaje y meditabunda,
propia de los animales salvajes y solitarios que merodean mis pesadillas.

El tiempo corre sin ser previsto,
y con él sobreviene la pérdida del ímpetu;
el extenso frío que colma mi vida, mi escritura...

El reflejo de la gentil caricia que ruge desde adentro,
reclama un templo en el cual habitar.

El mundo se reduce cada vez más a las paredes opresivas;
a esas ganas de creer en la fortaleza y la amistad.

- Desconociendo el principio y añorando el final... -

Me pierdo en las riveras borrosas...
En mi incapacidad de detener el solsticio de primavera
que drena de sus floridas fauces tibios aromas a podredumbre,
y de sus ojos un sol desértico que cubre los páramos de la existencia...

Se renueva la nausea.

- Pedí tener un sueño y lo tuve;
en vano es llorar las consecuencias... -

Por estas horas muertos los ríos;
las mareas caóticas que llevan a vos...

Aún sigo suspirando el deseo que me arrastra
como un viento feroz bajo el umbral de tu puerta.

Si pudiera decir que ahora te conozco de memoria,
así fuera un recuerdo rígido en un tiempo
perpetuo e inmutable,
un bocado de mi vida irresistible,
y a la vez intragable...


Es necesario actuar,
¿No es así?
...

Ha de terminarse

antes o después,

pero nunca a tiempo,

¿no?

Colmillos y garras aullan al sueño distante,
ahogando su voz;
mi clandestina amante...

Nuevas desgracias auguran
mis venas secas;
cansadas...

Renuevo el viaje.

Cálida humedad apretada la de mis no-palabras...

Una pelusa flota con el viento
sobre mi cabeza;
la miro extrañada
describir piruetas circulares,
creando figuras
según el flujo de las corrientes,
interpretando el sigiloso
vibrar del cosmos de un
tibio clima de siesta...

Sujeto espectral.

Mareas de desesperanza...
Mis ciudades son iconos grises;
caretas asqueantes:
"Templos de abundancia
y desiertos de fe."


Campo-soledad.
Agonía amarilla de un otoño
que lastima la vista.
Dulce sueño de invierno gélido.
- Al final del viaje me enfrento
al espejo de colores dispersos que soy... -
- Siempre paisajes adentro. -

Andrógina imagen adosada al espíritu.

Nace la tibieza extinta

de un trono incandescente,

engañoso titán colosal,

oscuro tirano de pesadilla.

Miedo, esperanza...

O acaso las dos cosas,

y tantas otras...

Mutación,

velocidad,

cambio...

Ser absuelto, inadaptado.

Existencia bélica...

Solo un ser,
como muchos.

Un estado anónimo
de impotente agonía
a la espera de un latido,
cuyo eco sangrante se hace
escuchar toda la vida...

- Nunca nada, nunca... -
- Quiero nada, quiero... -

La escritura como templo de decadencia,

la decadencia como forma de subsistencia...

Adviene el anochecer...
La sombra de mi sombra
se funde al olvido.
La luz de mi luz
se extinge entre gritos...

Redención se perdió en el viento
de una tarde gris,
entre lágrimas y sangre de los santos.
Ahela fervientemente atenuar el dolor
de los estigmas constantes,
y las tentaciones perversas
que trae consigo la tortuosa fe...

Decantación de perdedores, fracasados y excluidos milenarios.
- Sean bienvenidos a mi templo-refugio de papel. -

En las cimas escabrosas del no aire
respirame hasta acabarme.

Basta de instantes que se apilan en la retina
para perderse en la fosa oscura y la no-memoria.

La casa de sombras

No quería que los chicos tiraran el alma,
peculiar símbolo de la infancia que prevalece al paso del tiempo;
sin embargo llenaron la casa de ensueños
y murieron pobres, infantes y puros...

Las bestias sumban bajo mi carne,
la razón oculta por mis ancestros.

- Tu magia, la adoro;
así,
cubierta de caricias azules
del fondo blanco de mis palmas...
así,
sensualmente adosada...
aún así;
del todo ausente... -

Al despertar el mundo
es la continuación de una pesadilla,
que duele de tan real...

- El mundo es un no. -

Sabiduría

Un rostro vedado por los sabios maestros.

Lo describen desde adentro;

sus palabras de miel me renacen...

Principio de Misantropía

I

Llora...



Una mujer llora en las calles.



Camina y llora, al imaginar a sus hijos

convertidos en alguien como yo.



Yo la ignoro.



Hago como que no la viera.



Reconosco en ella a los rasgos engañosos,

a las miradas que surcan espectantes,

buscando un solo e imperceptible punto que desate el torbellino.



- Todos quieren que les mate, yo no quiero...-



Camino como si nada pasara, pero pasa...

II

¿Por qué me miran los sin-alma?

Quiero correr, y no puedo... ¡Los siento tan cerca!

Han de creer que no me doy cuenta.

- Debo calmarme, el malestar no puede ser real... -

Siento incontables ojos deborándome desde los zapatos hasta el apellido.

El malestar crece, se hace insoportable...

III

Mi instinto me pide violentarme,

descargar la adrenalina, correr lejos...

La nausea me invade.

IV

Mi cuerpo es un universo bullicioso,

envuelto en un papel de caramelo agrietado y gris...

Del todo enfermo.

- Me va a hacer bien salir. - pensé.
Mas solo vi asco a mi alrededor,
como un espejo de mi alma.

Tragedia

¿Acaso seré invisible?



- No debí nacer.

La vida me pliega

como un gran papel... -



- No me conosco,

no existo. -

Cobardía

Mi tierra sabe a hocicos merodeantes,
a poesía, a miel y vainilla
a incomprensión a veces,
a pertenencia e inconstancia.

A un hogar que me espera;
a eso sabe mi tierra.

Donde quiera que este...

Ingratitud y salvedad.

Consumo libros chorreantes...
Mi lengua destila su tinta,
la retiene.

- Mis ojos se ahogan en claridad. -

Muy adentro mío, algo asqueroso se retuerce.
- El dolor quizás... -
Ha de ser la luz pálida de sanatorio que enferma mis entrañas.

La multitud contempla extasiada las odiosas cadenas que me sujetan a la realidad,
- Huelen a sacrificio, a carne quemada en altares paganos;
y tal vez lo sean sin saberlo... -

Mis labios quebrados les sonríen ante esa idea,
y aquellos, asqueados, comprenden que algo anda mal...

- Temen lo que no pueden explicar. -

Nota al pie

- No debería subestimar la pujanza
de una frase desecha... -
- Menos aún, de una mente desecha. -

Censura

Mismas manos,
tristes pautas.

Mismos ojos que miran a otros
(siempre los mismos).

Espacio intermedio;
infinito...

Mis labios nunca te alcanzan...

Los besos y las caricias se enfrían,
se pierden en la oscura madrugada...

Dicho ser siempre es otro diferente,
y quién que escribe,
también lo es.

Crecer

Desde pequeña sobreviví a un manicomio que me era ajeno;
más vinculado tal vez con el tintineo de la casa paterna.
Un sonido hueco, frío y solitario de silueta pequeña y enfermisa.
Un recuerdo estrecho y doloroso...


Con el paso del tiempo
me fue arrebatado todo aquello
que resultaba conocido,
sin abandonar un instante
ese completo extravío.


Sin quererlo y más aún,
sin poder contenerlo,
terminé por inaugurar
la despiadada fealdad
que hasta hoy me caracteriza;
y con ella
mi propio espacio de insanidad...

El arte desarticulado en incontables puntos suspensivos,
el deseo imperante, febril...

Mi lengua, incapaz de confiarte su sed,
recorre los surcos tan conocidos.
Se llena de ellos.

Felino-herido en mi pecho llora sus penas;
su tristeza es litigio de rosa en vela.

Felino-herido aún sangra,
porque sabe al amor tan cerca que es lejos.

Una multitud señala a esa pobre criatura.
Con la frente baja y los caminos turbios,
Felino-herido se hace a mi pecho.

Vaya suerte la de este triste ser y su templo...

La consiciencia dicta al superviviente
medidas de apego a la destrucción y el caos...
A través de la prosa discuto la forma más plena;
la expresión máxima que puedo alcanzar de mi propia
y desenfrenada existencia.

Destino

La plenitud de lo incorporeo se manifiesta

desgranado en cada dejo azul de orquesta.

Los niños de fuego contemplan el ardor reinante

con su temple voraz y triunfante.

Saberme insano,
en algún punto,
es saberme humano.

Fomentando ese pequeño desamor que me respira el cuerpo;
la bestia de hojas secas sucumbe al fin
ante un tibio soplo de viento.

Y en ese instante me detuve...

Bien sabía debía moverme al son del mundo,
y aún así no lo hice.

Fascinado no lograba explicarme la ilógica fuerza
que coronaban a unos ojos tan tristes como aquellos...

De la recurrencia al hartazgo.

De esos labios apretados
se desprende
mi suerte.

Sin-Sonrisa mira los
ojos del reflejo.

Sus manos descarnadas
ya no imploran perdón.

Lúgubre llanto de penas desechas,
marcan el compás de este último vals;
y la danza comienza...

¿Te atrofia mi mirada?,
¿Acaso te desvela?

...

Quiero verte de nuevo

cual musa de incoherencia,

una tarde opaca,

o una noche

como esta...

Motivos

Parodia-parlante camina,
sus ojos danzantes
son tibias lunas de mediodía.

- Pensé en olvidar
al lucero
que me hizo soñar
que algo en mi valía. -

Parodia-sangrante
me besa.

Su fuego en mis manos
recita tristezas.

- La tragedia circunda
mis obras queridas... -

La vida a contramano.

Alguna vez me sentí mirado desde muy lejos,
por rostros extraños,
ajenos, burlones
y feos...

La soledad implacable
del no dormir entre
pensamientos
me invade
a menudo.

- Y pienso
que quizás soy ese niño olvidado,
que extraña el sentirse a salvo. -

Vigilia.

Atiborrando preguntas
no pronunciadas.

Instancia previa,
mi lengua extraviada.

Unísona respuesta
de dichosos seres
que no conocen
el dolor del silencio:

- La dicha tiene cierto
parecido con el sufrimiento. -

El Nonsense surca la tinta
transpirando
su éxodo incesante,
sobre aquellas cosas
que quise decir.

Su tormenta continua perpetua;
aún si el viento amaina
y no queda distancia
entre mi delirio y
la presencia de este.

Olvido mi lengua
y me aferro al coro
que arrastra...

- Yo también tengo miedo. -

Desfilan
instancias intermedias,
sensaciones encontradas
al amparo de aquellas-que-son-esas.

Figuras entrelazadas,
letras difusas.

La confusión arraigada;
como estado de las cosas,
como plano idóneo
de la efusión.

Hasta la noche,
beber crispado...
En un tramo en el
que todo es inercia,
incluso el movimiento.

La eminente madrugada entrante,
de este triste fragmento que parte...
Al menos en parte, en marcha errante.

Distancia

Mi alma taciturna
se aleja con el sueño.

Se pierde,
se proscribe,
se descuida,
se proyecta,
se esfuma,
se extraña,
se fuerza.

A veces;
se presenta
transformada,
renovada.

Pero...

Cansada de este
cuerpo torpe,
una vez más se aleja.

Me pregunto a este tiempo...
¿Qué será de ella?

Hojas disueltas

Noches febriles;
creando algún sitio
donde revivirnos,
entre la tinta y mis dedos,
(no sin pedirte disculpas).


Desnaturalizando el estruendo
de las paredes que apresan;
cada cuarto de ese sitio,
cada tramo incoherente del cielo.

Y aún así frecuento
inagotables vestigios,
salvatajes de infancia:
Cuentos.

Sol oscuro.

Tocar heridas
que son llanto de ojos secos...

Sentir la ausencia que corroe
el pecho anhelante,
el corazón ciego...

Ser la esfera y el espejo,
que aún brilla,
con su luz oscura y densa...

- Mi alma es de hielo. -
Concluyo mirando aquel
sol oscuro y su reflejo...

Los copos de nieve cubren
todo en alguna parte,
no muy lejos.

Un lobo tiñe su pelaje un instante,
aullando su dolor al cielo...

Luz y sombra.

Que luna ingenua la tuya,
destila ebriedad y gozo
a la sombra de aquel jazmín.
Y este que soy yo...
Un haz de luz disperso
al borde de la extinción,
enfrenta la aniquilación
del no-ser... Del no-sentir...

Mi sentido de lo romántico
el día de hoy
es meramente real.
''Agusanarnos en vida,
por la eternidad
del chronos
padeciente.''

Pertenencia.

Me apropio de este día,
de aquellos sentidos
que engañan,
de este yo que es otro,
de tu nombre
y fragancia...

Me apropio de un mundo
que no es propio,
besando con fervor sus espinas,
le obsequio la sangre
y miel de unas venas,
que al fin siento mías...

Observando el manto oscuro,
con las manos en movimiento
rozaba la superficie
de un nombre mal escrito
en el viejo machimbre de la terraza gris.
Sonreí, sin sentir mis ojos colmados de líquidos recuerdos,
desbordándose tibios sobre la ternura contenida...

Una noche estrellada
me reproché recordar
aquel instante en el cual
era tan fácil,
tan inevitable
querer tenerte ahí...

La identificación
carga de sentido
mis muchos
casilleros vacíos...

Ya el tiempo se fuga,
la perpetuidad sin rumbo
ni aparente final...
Lo inestimable,
lo efímero del instante
me hace buscarte...

Lo que daría por despertarte
cuando anochesca...

Huellas y antecedentes.

La sangre de aquel desconocido
tan repleta de ira contenida,
fue coloreando en círculos espesos
la vereda;
y dispuso sin saberlo
que la sangre de mis entrañas
(colmadas de un asco generalizado),
lo salpicara a usted,
mi estimado lector,
en estas acotadas palabras...

Estadios a la sombra de un árbol que no es.

Un exterior calmo recubre
sabia de vida en completa ebullición.

¡Una ronda para todos
del flujo y reflujo perpetuo
que es mi caótica sangre!

Rama extensión de mi ser,
que se mueve con el viento
respirando profunda.
Que persigue osada las caricias del sol,
el susurro luminoso de la luna...

Amores lastimeros te cubren
de caras promesas vanas...
Y así será hasta el ocaso de tus días.

El sentir es obstinado e implacable
y me veo en la obligación de decirte,
que el amor mata
como pocas cosas mi amiga,
es veneno fino,
desierto y alucinación.
Es no-cordura
y ensoñación
Es suicidio.

Rama extensión de mi ser...
En verdad lo lamento.
Sé que siempre en soledad
llorabas pensando
que debía haber algo mejor
pero no es así.

Para nosotras no...
En este presente
que es tiempo eterno,
las promesas de un futuro
ya no dicen nada.

En verdad lo siento...

La inercia violentada en prosa
recorre la blancura camino
a una infinita gama
en la escala de grises.

Mi propia NHK.

- Creí que al darme vuelta estaría parada ahí, mirando con ojos tristes las suelas de mis zapatos embarrados,
que, como tantas veces, me llevaban al exilio y a la sombra de lo desconocido. -

- Y el pensarla así; temblando un poco, conteniendo las palabras y el llanto, me hizo dar vuelta bruscamente.

- Sin embargo no quedaba siquiera el recuerdo de su imagen, ni un misericordioso dejo de su perfume en el aire.-

- Se había ido... -

- ¡¿Quién lo diría?! ¡En verdad se había ido! -

- Y el ensueño con ella... -

- De pronto la tierra era inmensa bajo mis pies, todo era tan descomunalmente simple, tan inhumanamente inútil.-


- ¿Te duele más su partida, o el hecho de no haber podido descifrarla? Sinceramente mi amigo, no sufras más. No queda nada... -


- Una sola mirada de perfil... Mi vida la padecí con total desesperación animal. -

- No existe nada excento, ni un solo sitio en el cual ponerse a salvo de esta inmensa conspiración...-

Yo sé...
Mi vida es tinta indeleble
en tu libro del horror.

Por pensar tanto la palabra ''suicidio'' a de ser que últimamente no le encuentro sentido.
¿Cuántas veces me he suicidado en estos delirantes-dieciocho-años?
Y ahora me detengo a pensarlo...

En algún sitio de la infancia.

Recorridos tediosos
alumbran la hora triste
del nacimiento.

Sus plumas negras se alzan
trazando caminos
de fuego.

Hermosa criatura,
Encantadora-De-Cuervos...
Tus lágrimas-flores-negras
no dejan de caer sobre
mi ahogado pecho...

Tu libro me envuelve,

me embebe y quiebra,

para renacer

en esta gota de lluvia...

La imprudencia nunca me es suficiente.

Sensualidad viciada

Velas tenues e imperturbables
en las cavidades huecas de los árboles.

Un bosque de ninfas ciniestras,
preludio de flautas silvestres
que da comienzo
a los sacrificios.

Un sueño hostil.

El bosque nocturno,
bañado en sangre...

Subjetividad

Más cerca aún...

La muerte del alma,
que es convergencia
y frustración de la misma.


El atreverse a soñar.

La plena consciencia
de lo que eso implica.

La naturaleza de lo irrealizable
impera inalterable...

La mecánica de las desiciones.

Seres
que piensan seres,
que piensan seres,
que... ¿Piensan?


Creo ser pensado
y determinado a pensar
la autonomía del pensamiento...

Mi secretos,

esos espacios oscuros,

son todos tuyos...

Discografías desordenadas,
musicalidad de mi
vorágine impetuosa.

Pilas de libros imaginarios
por leer al despertar.

Incontables perspectivas
ante el paso de las horas,
apáticas,
indiferentes...

Hoy te digo que el ser-que-escribe
se está marchitando
en sus rosas...

Estados penosos,
finales ausentes.
-
-
Sonreir para ser labios
que sonrien.
-
-
Mirar...
Profundo.
-
-
Yo y mi reflejo,
jugando a ser uno...

Integra inmortalidad
en su brillo opaco,
aquella que hace a la idea
del no-tiempo.

Miradas me describen
al oído,
sobre ambos lados
del espejo.

Rumor de cunas
desechas,
que aún hoy ruedan
con el viento...

Sombras tenues,
aterciopeladas figuras,
siembran sombras,
en lo profundo de las penumbras,
mis ojos tristes las miran,
activas,
difusas.
Mi pelo acarician sus lívidas conjeturas...

No quiero ser esto.

Recuerdos en el cajón.
Solapas del desencanto.

Paranoicos consuelos
a nuestra afección...

Clamor sordo de bosque pétreo,
lienzo marchito en flor de cerezo...

Continuidad.

Desamor desde adentro de las piernas,
se bebe,
desamor,
desde el borde de los labios,
se bebe
desamor,
desde el fondo de los cuerpos,
se bebe
desamor...

Las horas que se hacen presentes
en su puntual recorrido en el reloj
las miro perecer con sosobra.

Los ojos secos a la vista del exilio
sucumbiendo a lo estático del momento
por la eternidad del tiempo etéreo.

Laberintos irresolubles.

Mis propias palabras
desatan la noche,
en busca de alguna mirada
que disfrute el revivir las tumbas paganas,
de un papel impregnado en olvidado,
surcado por huellas brumosas,
como las de un felino...

El asco es una condición
un tanto típica
entre los vivos pensantes.

Prevalecimos solo lo suficiente,
para enterarnos que queríamos lo mismo:
Irnos de ahí.

Desolación.

No puedo dejar de caminar;
autómata, volcado hacía adentro.

Navegando lentamente
aquellos ojos de cachorro
que te llevan el rostro
de esa expresión
desconsolada,
de ''por favor, salvame''.

Sondeando la autodestructiva impotencia
que colapsa mi realidad, concluyo:

- No puedo ayudarte. -

No quiero seguir tan profunda,
es inútil vivir, ahogando esperanzas...

Ser - Reflejo - Anónimo.

Las profundidades de un viejo pozo de agua penetran ocultando el cuerpo de una joven,
arraigado a las paredes del foso por un verde manto que cubre el extremo inferior de sus miembros.

- En el fondo... -

Y así reposa, en armónico desenfreno.


- tan oscura... -

Las palabras se filtran por entre sus cuencas subterráneas y alimentan un raudo caudal; fruto de recuerdos vagos y estropeadas lágrimas.

- y espesa... -

El ser-reflejo-anónimo contempla desde arriba aquel divino arte.

- Mi musa olvidada... -

- es el alma. -

Pateando ciertos miedos para más tarde,
reencuentro mis páginas genuinas.

Pensé en confesarles tantas cosas...

Una impetuosa sensación,
ante una errática realidad
que me invade y perturba
desde que me impusieron,
o decidí ser.

Quisiera ser capaz de escribir en sus venas
un mapa de vida,
mi propia cosmogonía...

Alguien adentro mío me dijo:
- ¡Desaparece! -
Y temblando me fui a otro sitio
tan lejos de mí,
que ahora no te encuentro...

Admiro tu existir individual,
sin caer en egoísmos.
Y observo;
fruta de esos labios mudos que colman de plenitud al silencio.
Que hacen el silencio.
Me desarmo,
y detengo.
La ruptura irremediable,
va de tu mano.
Y aún así te creo,
te entiendo.
Colapso a tu lado y disfruto lo fragmentado del viaje.
Escribo a mi vuelta:
- Te espero. -

No estoy seguro de querer llegar

a aquel extraño sitio

donde mis pies pálidos y fríos

me han de llevar.

Cada principio es un nuevo final.

Cada final es un nuevo comienzo.

Hasta que por reiteración

de principios finalizados,

y de finales empezados,

acontezca algo.

Una revelación o

una especie de colapso.

Al menos así lo pienso.

¿Y luego qué?

¿La muerte?

No lo creo.

¿Y luego qué?

Mi incapacidad de darnos una respuesta

sobre que pasará después...

Confesiones de un pecador.

Sondeando la desilusión constante

que crea la inevitable expectativa

en los seres jóvenes y sensibles,

(sin pleno sentido del terror que los asecha);

reconosco que en algún sitio del sinuoso camino

me volví un tanto triste y egoísta.

Indagando aquello que me trajo a este punto,

admiro la terquedad de quien intenta en exceso

y obtiene como única respuesta, el fracaso.

Mi vida, tal cual es, la asumo...

No pretendo la imposibilidad de enfrentarme nuevamente a mi pasado.

En cierta medida, elijo esta vida colapsada.

Y es que... No podría escribir desde otro sitio...

Impedimento.

Y quizás ya no quede nada,
fuera de este sentido impreciso de un sí/no.

La desdichada partida de mi sombra
que se funde al olvido.
Cuando el sol se pone,
y las memorias se apilan
en algún sitio desconocido,
irreconocible en sí mismo...

Entonces sabré que muy lejos de estos sentimientos;
en algún punto entre el dolor propio y ajeno,
alguien se pierde leyendo mis lineas.

- Es suficiente. -

Infancia.

Noctámbulo deambulo por un prado aparentemente desierto.
Las bestias resoplan con pesadumbre,
respiran apacibles su descanso.

Con sigilo los fuegos fatuos esperan la señal,
danzando ligeramente y con un cortés saludo,
rindo, como es costumbre entre los nuestros,
mis honores a la reina de los juegos nocturnos.

De pronto todos se agolpan en salir al prado a lucir su presencia.
La sonrisa deleitada de la encantadora luna no podría ser más plena.

Los juegos se prolongan hasta poco antes del alba,
y luego agotados, dando las gracias a nuestra doncella,
nos retiramos en sentido inverso por camino que nos trajo.

Espero despertarme con algo de tiempo,
para vivir un poco más este sueño...

En ocasiones...
La abstracción en símbolos mentales,
cargados de una percepción íntima del no-ser,
basta para mantenerme estable.

Pero...
También existen aquellos otros momentos,
en los cuales dejo de abstraerme,
y sucumbo al constante litigio interno...

Aquel nombre en penumbras me pide existir de nuevo...

Una boca,
quizás la mía,
escupe sus letras,
y estas,
emiten una mezcla de sonidos guturales
y sollozos al caer al suelo.


La sombra desfigurada de un farol me arrastra muy por debajo de mi mismo.

-Quiero gritar-. Susurré entonces y me hice al silencio.

Disconformidad constante.

Error en el sistema.

-

Error en cualquier sistema.

-

Error por debajo del sistema.

-

Error que trasciende las cualidades de un sistema.

-

-

Soy un error, lo sé.

-

-

Disconforme y con plena consciencia.

-

Manifestando lo insólito e irreal que es el mundo adulto,

dando a luz errores,

que luego no admite entre sus puertas...

A mi otro yo.

- Quiero existir más cerca... - dijiste, y comprendí que no estás tan lejos.

Y es el temor a no reconocerme en mis formas, mis manías...

El olvidar cuanto te entristece que te den la espalda en la cama,
y que usás dos cucharitas de azúcar en el té.

La forma en que dejás un breve instante reposar el saquito,
haciendo que el agua apenas se tiña de color caramelo,
y el hielo que le da la temperatura justa;
o al menos así solías decir.

El orden metódico de las cosas que circundan tus exigencias.

El modo en que caminás en puntas de pie, como revotando suavemente, una vez cada tanto;
y rubor que desprenden de tus mejillas cuando contemplan tu desnudés.

Las cajas de recuerdos y el gusto a miel.

La sed de correspondencia mezclada con la sutil locura que destilás toda vos, tu presencia.

El cariño que regalás por necesidad.

La afición por el aprendizaje a través del arte,
sin subestimar tu frustración constante.

A veces tengo miedo de olvidarte,
miedo de olvidarme...

A sus pies... el oblivio
la mirada moteada de ceguera,
el alma anhelante hecha cenizas.
.
Sus manos crispadas se extienden ante un manuscrito.
.
.
Los instantes siguen corriendo como siempre lo han hecho,
el mundo continua indiferente,
ignora lo que hoy veo...
.
Me invade un repugnante dejo a olvido.
.
La veo y me veo.
.
Solo es cuestión de tiempo...

Parada intermedia.

Efímeros cantares desnudan mi alma frente a un espejo sagrado,
contemplo el frío, lo comprendo con amargura...


La ausencia del un reflejo se fragmenta en colores,
me dispongo a colocarlos en su sitio y se resisten,
se vuelven líquidos y transpasan la tierra dándole sus colores.

- Parecen estar mejor en donde están. -




Abrumado por la impersonalidad de este sitio,
mi hambre se torna animal.

Me acerco en silencio, me agasapo,
espero un breve instante el momento propicio
y ataco a mi presa sin éxito.




Al llorar mi locura a orillas del lago, un cisne,
acaso el mismo que yo depredaba, se acerca a mi encuentro.

Mi hambre había desaparecido.


- Siendo yo, no soy nadie. Y siendo otro no puedo controlarme. -


El noble animal comprendiendo mi dolor,
me escoltó hasta el centro del lago,
que parecía ser de onix líquido.

Y volví a ser yo, escribiendo;
la pálida fragilidad de una pluma en el viento...

Escribí,
te lo suplico,
desencadená poesía;
no desesperación...

Mi enfermedad.

Describo en penumbras,

una inmensa cicatriz que no has de sanar nunca.

Saturadas las manos de desgarro,

es costumbre tu indiferencia al dolor.

Los hilos y tanzas son canales de sangre,

que dilaceran la carne de las falanges,

llegando a los huesos.... Moviendo a las masas.

Desde arriba, toman las manos de los incautos,

desde abajo, cubren los pies de los caídos,

y en todas direcciones me abrazan...

Las palabras que son muchas,
o muy pocas,
que son todas...

Desafortunadamente no puedo respirarme de otra boca que no sea la suya.

.

.

Deshojando los vicios que acostumbro,

pétalos de una rosa en flor.

.

.

El estanque se tiñe de texturas, tramas y trayectos,

chapoteando siniestra el alma,

el reflejo ahoga la intensidad,

la profundidad del foso rojo.

Continuos espectáculo grotesco se apilan en la memoria.
Incontables escenas extraviadas, nauseas constantes.
Asumo la pérdida de un ''basta'', la tajante soledad que precede la muerte del alma.
Escribo a través de un cuerpo palpitante e inmóvil del todo ausente;
un grito ahogado que siempre contuve, las lágrimas que nunca pude confiar a nadie.

No quiero salir desnudo y solo al frío de esta trágica comedia.

No pedí nacer.

Comunión.

La lentitud de las nubes al recorrer el cielo invernal.

El tenue suspiro de una enredadera seca

y el verdor latente que encierra.

El musgo en una pared vieja...

El calendario señala un día más que no ha de volver.

Se respira una calma casi estática,

perezosa.

Las horas se niegan a irse...

Me fascina

la calma y contemplación.

Quizás solo un poco

menos que el

caos.

La libertad impuesta no es libertad
y mi libertad no está en ser libre, entendelo.

Recordatorio.

Avanzar desbocando los senderos,
rebalsando las fronteras de forma incierta.

Despertarse y sacudir a otros
que quieran ser despertados,
con palabras y acciones sinceras.

Creer al borde del llanto
en la capacidad de ser incapaz,
y aún así, con ardor,
intentar algo distinto.

Testear los límites propios con insistencia.

Ser, al menos una vez...

Reconocimiento.

A veces soy la decadencia
que atraviesa el pecho.

La violencia
disuelta entre las piernas.

La delicada sutileza,
que roza la insolencia.

La sagacidad despierta,
cuando a nadie perdona.

La nostálgica soledad
inserta en la carne.

La sonrisa triste
evocando recuerdos.

La noche distante,
que predice despedida.

Los instantes del quiebre
propio y ajeno.

El momento de gloria
y la vida en fracasos.

La retina que retiene para sí,
cielo y tierra.

La mirada transparente,
que dice sin palabras.

El rencor,
que no deja seguir...


Cuando soy,
soy eso.

Tu imperfecto sinsentido.


Y después,
no sé...

(...) Las palabras se desbordan.

Las sílabas se ahogan en un limen espeso.

Las letras mueren...

Y el recuerdo con ellas.

Mímesis.

Los ideales cabalgan a paso lento y desganado,

sobre la interminable aridez del mundo.

Preguntan tu nombre en cada sitio.
Pretenden, en su desolación, encontrarte...

Y a vos tan perdida e indiferente.
Tan ajena a su suerte.

Y sé que ni tus padres saben donde estás muriendo, vacía y sin alma.
Que desconocen tus escapes narcóticos...
Lo maleable que te volviste,
y como hasta los cerdos se aburren de tu facilidad.



El mundo te sigue usando y sin embargo ahora esbozás una sonrisa estúpida y corrompida...



Quizás te dolía la fragilidad al punto de procurarte irrealidad,
pero, ¿a qué costo?

Toda vos cambiaste...
Y en el fondo... Sentís asco como antes ¿no?

La diferencia es que ahora,
la sensación nace de adentro hacia afuera,
y no de afuera hacia adentro...

Cristales opacos quiebran su inexpresión.
- La falsedad lo es todo en el mundo. - Susurra asqueante la certeza universal.

Siempre en penumbras,
nocturno y solo,
diambulo lejos de todo...

Y no es miedo lo que siento.
O quizás sea precisamente eso...

Ser otro sin perderme, resulta complicado...

Vestigios de un sentimiento vago
desembocan al pico afilado de un cuervo negro.
Los ojos ciegos de avaricia
imponen pequeños recintos,
templos del conocimiento.
La claridad de una voz conmueve,
un alma etérea canta a media voz.

El vacío oscuro entre nuestras manos entrelazadas,
el aire encerrado y frío que entre los dos reteníamos,
mucho después de despedirnos podía sentirlo.
Podría decirse que aún lo siento...

Un sueño sobre el muelle.

A las orillas del río Paraná la sombra de un hombre
se abre paso incansable entre juncos,
yuyos y un barro arcilloso que succiona el cuerpo
con fuerza hacia la tierra misma.

- La ayuda no llega. -

Susurra por entre los labios secos y la piel curtida,
mirándome con aire de súplica.

Diesmado, insolado y errante la sombra camina entre ideas,
se arrastra y sucumbe ante ellas...

Por el miedo de vivir la única vida que nos toca el hombre sueña con eternidad.
¿Y si existiera la eternidad de qué serviría estar vivo?
Soñaría entonces con la muerte...

Juicio global.

Saturar mis manos de ansiedades prematuras no es sinónimo de diversión.
En lo ajeno mi ansiedad se pone en manifiesto, encontrándome en la extrañeza y la incomodidad...
Mentiría si dijera que no condeno la humanidad, pero al menos la condeno por igual.

Comunidad.

Me siento en la plaza y los muros del invernadero abandonan su opresión en mi necesidad de sentir un instante las caricias del sol de invierno.

Contemplo a las hormigas desfilando con pulcritud. A una de ellas le cuesta llevar a cuestas una ramita, entonces la corto para ella y se la devuelvo. En su desconfianza, demora un instante, luego se hace con ella y se une al resto.

''Odio esa palabra que circula con tanta frecuencia ahora'', pienso... Y luego ''funcional'' se me viene a la mente.

Respiro profundo y contemplo lo anónimo de su existencia, su exclavitud, su diminuta presencia.

- Ya me siento menos solo que ayer, pero no menos triste. -

El cielo desprende de sí una lágrima, y luego otra hasta colmar la plaza de un sonido precioso.

Las lágrimas se arremolinan, se precipitan y sustentan pequeñas e insignificantes existencias de rutinas monótonas, reglas inútiles y un fuerte sentido de impersonalidad, sin el cual todo es caos.

Me siento estúpido así, solo y mojado pasando frío.

Vuelvo a ningún sitio a secarme el pelo, tomar te y leer...

Inestabilidad
pronto declive
caida perpetua...

Inmolación

Brota de las paredes formando palabras dispersas.

- Afilá mis deseos a cuenta gota en perpetuidad y

dislocá mi juicio de realidades diversas. -

- Sentí mi mano fría con los ojos cerrados como la última vez,
mi intento de encontrarte,
y mi voz quebrada llamándote.
Sentime. -


Sombra en la penumbra...
Altar en la inmensidad.

Ser solo en el otro,
y un verdadero enigma en el espejo.

Desvariar con brutalidad, insistencia y desgano...

Bifurcaciones circunstanciales

I

La escasa genialidad en penumbras perfila el desgarro de algunos/tantos ayeres.

II

Vos mojada, profunda, taciturna y despeinada me recordás mucho a una persona que amé antes que aquel delirio colmara todo; antes de revalsarme en notas musicales y en escritos que no dejan de mezclarse con lágrimas tibias.

III

Me pedís que te atrape, te enjaule, te mime, y mis labios contienen la necesidad de pedirte lo mismo.

- Me ganaste - te digo, riendo amargamente...

IV

También el espejo refleja un vacío sin fondo y eso te amarga...

La humanidad que es insaciable; lo perverso de estar vivo, muriendo a cada instante...

V

- Todo es desgano ahora - me decís con los ojos cerrados, y juraría que hablás con vos misma.

En mi delirio descubro mil formas de escribirte,
pero ni una sola forma de hablarte.
Son muchas las cosas que nos cambian,
eso pienso...

(...) La sangre corre en mis venas,
y a mis pies es lo único que veo,
entibia mis manos con un dejo carmesí...
La impresión de olor a oxido,
fluye a borbotones desde algún sitio. (...)

Mis formas de encontrarte.

La apatía llega en una ráfaga fría, colmando el sepulcral silencio que nos rodea.
Un aire viciado, espeso, carga el cuarto de un aroma dulce, que me recuerda a las flores del cementerio.
Me descomponen las presencias mudas, la falta de expresión en rostros iguales, o igualmente indiferentes.

Me disuelvo...

Te miro desde el piso...

Te contemplo...

Tu expresión... No la encuentro.
¿Quién la habrá robado?

Pareces experta en tus formas de ignorarme...

Mis manos en tu cuello sostienen tu frialdad errante...

La falta de aire te vuelve sublime,
el fuego en tus ojos que resplandecen de odio,
dan cuenta de las cosas una vez más...

Te suelto, despierta ahora, consciente ahora...

Beso tus lágrimas impregnadas de realidad,
porque ahora entendés más de lo que quisieras.

Perdón por traerte de vuelta...

No existen palabras lo suficientemente grises para describir el estado de las cosas,
y ahora que lo pienso siempre fue así...
Mis ojos han de ser un tanto monotemáticos,
o quizás todo sea un terrible caos y un pronto final infeliz.

Tal vez sea el asco,
el miedo constante que me abruma,
la perversa sensación que me invade con abrumadora violencia,
la perturbadora idea de que el morbo me espera y me engatusa.

Con un esfuerzo comienzo a enumerar la frecuencia
con que ensimismado afino el oído y logro percibir
aquella gota cayendo con una lentitud terrible de una canilla del baño,
una silueta que me acompaña en un incesante ronroneo,
la tibieza de las palabras que ensaya mi mente que parecen más bien,
recuerdos de recuerdos, o sueños de sueños.
Un cuento para niños pequeños.

De pronto la realidad no parece tan mala...
Tan solo es necesario mentirse un poco, ignorar otro tanto...

Miradas que se pierden entre los velos coloridos
que proporciona el hombre en su sadismo
a las personas desesperadas en busca de inconsciencia...
Quisiera ser capaz de ver un ápice de color en las cosas.

(...)


- No puedo hablar de algo que no entiendo, por eso prefiero no hablar de nada. - Dijo la princesa de mi cuento.


- ¿Sabés qué? Hace lo que quieras... Ya me cansaron esas contestaciones. No deberías evadir tanto a las personas - Respondió una sombra.


- Me asusta más la incomprensión que la soledad; además, no es necesario tu enojo, te escucho. Dije que prefería no hablar, no que no necesitara hacerlo, o que no pueda escucharte. - Replicó la princesa.


- Si seguís siendo así de extraña, nunca nadie te va a comprender y vas a quedarte sola. - Sostuvo aquel ser, irritado.


- Sin embargo yo hago mucho por compender, a pesar de que me cueste tanto. Pero si nadie me comprende, mala suerte. Siempre puedo ser mi propio príncipe. - Esbozó la damita con una sonrisa triste.

A quién corresponda...

Te escribo cartas, siempre en última persona...
Y miro con ojos tristes en mis días sobrios, y con ternura en las noches de inconsciencia.
Te toco con miedo a que mis manos sean lo único que sientas y recuerdes.
Hablo en código. No espero que lo entiendas.
Te otorgo lo que quieras para que lo sientas tuyo y lo escondas lo mejor que puedas...
Me alejo cuando te siento demasiado cerca.

No doy crédito a mis sentidos,
que en vano buscan certezas
colmándose de ilusiones teñidas
por infinidad de miradas anónimas y voces mudas.
Ante la perplejidad del auditorio,
me marcho en plena función...
Las miradas de odio,
ternura y sorpresa surcan mi vida,
hoy y siempre.
Mi figura trémula camina hacia lo incierto,
con mi estandarte de ideales a paso lento,
cantando lo ambiguo de un mundo que no comprendo.

Perdido buscando

Sus cabellos castaños colman mi tacto de recuerdos y sueños rasgados.

La observo buscar mis manos crispadas en la penumbra, con una ternura maternal e íntima, un tanto difícil de explicar.

Las lágrimas brotan empañando mi vista...

- Mucho tiempo pasé de esta manera. ¿Y si ya no depende de vos? Me volví cenizas en tu ausencia. -

Lo incierto de mis palabras a medio decir lindan el tajante dolor del tiempo que engulle las contadas horas con una voracidad insaciable y la extrema felicidad de su presencia.

Es tanto el miedo que desprende una sonrisa enferma como el reflejo de mi agonía, la fealdad de un mundo caótico que me espera al cruzar la puerta, lo ingrato del existir, la certeza de que no es sincera...

''Escondé al mundo para mí, no soy más que la sombra de un hombre y ya no puedo así.''

Quisiera creerle pero no es ella. No importa cuanto busque nunca es ella.

Inutilidad.

Aún existe algo que puedo hacer con mis escasos momentos de lucidez...

Aquellos en los cuales las tribulaciones del alma y los problemas que aparejan la existencia se desvanecen por escasos segundos, y puedo apreciar la más increíble simplicidad.

Todavía mis cansadas manos pueden escribirte sobre la vida que vivimos y la que quisiera darte, y mi extraviada mente es capaz de pensarte con claridad.

Mis estimados amigos, sepan ustedes.

Irónicamente mientras la mente se conserve despierta, no cuesta mucho mantener la altura en las ideas, aún cuando la vida nos arrastra cuesta abajo en decadencias.



Son miles los mecanismos que sustentan dichas decadencias;

y consumen en nombre del hombre y sus beneficios,

a padres, hermanos y amigos por igual...



Miles las insanas sectas de impulsos avaros y bolsillos insaciables...

Que desconocen el hambre y a su vez la saciedad,

el murmullo de la brisa y el canto de las aves.



Grises por dentro y por fuera,

presos de sus malas intenciones en pequeños huecos o grandes recintos,

buscando desmentir el punzante dolor que los agobia, la condena que pende sobre ellos...



El abismo los espera, el fuego eterno.

Inquietud.

Mis palabras se agotan, y mi fe con ellas...
Mi encanto sucumbe al desterrar mis letras,
la pluralidad de voces que las integran.
Quiero retomar los caminos del arte
que atesoro en la memoria,
de un arte perdido y enfermo,
un arte propio.
Quiero empaparme de él
y revivirlo en cada trazo...
Un momento de comunión,
cubriéndome de un aire que pueda respirar,
sin sentir la asfixia pronta a matarme.
Y retener las ideas que ya son humo,
perdidas e inaccesibles
a mis manos lentas,
y mi mente saturada de una realidad
por igual concreta e incierta.

En presencia de abusos e inmoralidades.

Vivir acallando la pujante conciencia que reluce cual perla incierta en los vagos vestigios de un alma infestada, ignorando la claridad de su voz que reclama inquieta un poco de cordura aplicada a la enteridad de nuestro tiempo... Pasado, presente y futuro derrochan nostalgia en mis pensamientos, y una brillante perla pronuncia palabras de consuelo que en este momento quisiera acallar.

Lisonjería desnaturalizada.

La falsedad envuelve cual paño tu corona de mujer...

El deleite de tus movimiento espectrales.

La pulcredad de los rotos cristrales que descuartizan el rostro inerte de tus amantes.

Los ojos aterciopelados y los modales de oro que se pierden en la cama.

Los vicios caros, los servicios bien remunerados y el orgulloso apego a tus raices podridas.

Siempre tuyo, tu descaro.~

Te hablo de tristeza, ¿de qué sino?

Anticipo un no en la comisura de tus labios,

en ese gesto que trae consigo al invierno de tu temple..


Anticipo un no, y soy silencio...
Con esta lengua enredada que duele de tan inerte,

de tan quieta.



Sin poder evitarlo...

Todo me retraigo,

todo me acongojo.



Siento un sollozo subir por mi garganta y lo acallo

simulando calma,

pero adentro estoy destrozado.



Tu distancia es insalvable...

y por miedo a tu respuesta

ya no importa mi pregunta.

- Me encantaría verte estallar princesa. - Le susurra al oído la desaparición.

Inocencia.

Tersas ondas surcan el aire de tonos suaves y dulces,
trayendo consigo los aromas de la infancia...

Una pálida estatua se despabila con torpeza,
mira sus pies extrañada,
mueve los brazos en el aire con solemne asombro,
y vuelve a su sitio ante la inminente llegada de la mañana.

Un caballero se desviste con calma,
y el aire se torna más denso,
cargado de un peculiar aroma a colonia.

La estatua baja de su pedestal y lo contempla dormir.

Sonríe, besa su mejilla y danza en silencio.

..... ---- Ó .. p .. t .. i .. c .. A ---- D .. e ---- F.. o .. c .. O ---- I .. n .. c .. i .. e .. r .. t .. O ---- .....

Mis fantasmas,
son tan reales,
tan humanos,
que dan miedo.
Mis ojos
están tan ciegos...
como los tuyos.
Mis manos
no dejan
de escribir
incoherencias,
al menos...
para muchos.
Mi vida es
una serie
de incoherencias,
a veces...
Un objeto
es miles de objetos
de acuerdo a estas.

Creo que...

Mi mirada,
es un tanto...

Incoherente.

Revolución

Sociedades intermitentes, de miradas frías y certeras despliegan ingeniosos artefactos de finos engranajes, con el objetivo de colapsar al sistema vigente.
Yo las veo, colman las calles en la parte ciega de mis ojos.

Reclamándole a mis pies que me soplen la dirección correcta.

Descoloridas siluetas quiebran sus rumbos en busca del camino indicado,
en busca de un sitio donde el azul mar se pierde en medio del cielo,
y la blancura de las nubes, en la espuma.

Un lugar lejano donde el sol es siempre tibio,
y la luna siempre plena.
Donde el manto azul es surcado por infinitos luceros,
que se pierden sobre el cielo, y bajo los pies del andante.

Un paraje donde la tinta brota de los manantiales,
y existen seres que como ellos, sucumben al mágico encanto de las letras.


Descoloradas siluetas caminan incansables, y yo entre ellas.


Y al despertar me pregunto sonriendo,
¿Por qué será que en los sueños existe un camino por edificar al abrir los ojos?

De principio a fin.

La tibieza de aquel empaña mi sombra en tu cuerpo.

Un infierno incoherente rebalsa la copa de su encanto
y te veo beber de ella sin apartar tus ojos tristes de mi.

- No puedo más -, dijo mi sombra apartando la vista,
y yo seguía mirando, para convencerme.

- No puedo más -, dije al fin, y vos lloraste sin entender porque...

Las penas del rosal.

Amargos laberintos se tienden a tus pies dulce niña,
pero me encargaré de que reconoscas la salida.
Incluso podrías ver su triste encanto,
si tu alma no se perdiese en ellos.

Al recorrer estrechos pasillos,
amplios corredores abandonados,
extraños paisajes colmados de texturas nunca exploradas,
tengo fe en que descubrirás a mis desojados pétalos al costado del camino,
que nunca lograron salir de este frío sitio
por falta de un conocimiento que hoy he obtenido,
pero que me ha costado secar mis pobres raíces, sin reparar en el daño, hasta matarlas.

Por un momento, triste y desojado en cada pétalo,
seré rosa en tus manos,
y teñirás mi solitaria blancura de un pulcro carmesí.

Marcaré para ti con una sutil caricia el camino que te aleje de mi,
y haré todo nuevo para tus ojos maravillados,
todo nuevo para tus tibias manos,
todo nuevo y precioso.

Y si cubriera de un tibio rocío el camino,
no repares en mis lágrimas.

Mi felicidad estaría a salvo,
con tu dulzura lejos de este sitio...

Retrato de un encuentro.

Un altar olvidado al margen del cielo imprime su blancura en mis pupilas, como un cuadro viejo ante una luz renovada y fría.

Buscando adentrarme con temeraria cautela en aquella poción de tierra sagrada, huellas profundas se graban en mis sentidos con aire mágico y solemne.


Tu mano tibia me toma por sopresa, interrumpiendo mi solitaria introspección, y una imprecisa sensación invade el recinto.


Contemplo tu mirada, que indaga profunda, buscando en vano decifrar mi temple, y una fría nostalga me congela...


Me dejo elevar en tus brazos, en tus mimos, sondeando mi tristeza en nombre de los dos, y una vez más me entrego a nuestro mudo ritual.


Y una vez más...
Me pierdo, encontrándote.

Soledad

-Y se nos pasa la vida, como seres anónimos y propensos al olvido...-
-¡¿Tanto pesar nos proporciona la existencia para que nosotros juguemos a nunca haber existido?!-
Los labios trémulos de ella, ahogando el sollozo eminente me aseguran que no, pero tengo la certeza de que todo esto es un inmenso absurdo...

Homenaje a ''Espiral'' de Enrique Anderson Imbert.

(Para quién no lo conosca).
Espiral
Enrique Anderson Imbert

Regresé a casa en la madrugada, cayéndome de sueño. Al entrar, todo obscuro. Para no despertar a nadie avancé de puntillas y llegué a la escalera de caracol que conducía a mi cuarto. Apenas puse el pie en el primer escalón dudé de si ésa era mi casa o una casa idéntica a la mía. Y mientras subía temí que otro muchacho, igual a mí, estuviera durmiendo en mi cuarto y acaso soñándome en el acto mismo de subir por la escalera de caracol. Di la última vuelta, abrí la puerta y allí estaba él, o yo, todo iluminado de Luna, sentado en la cama, con los ojos bien abiertos. Nos quedamos un instante mirándonos de hito en hito. Nos sonreímos. Sentí que la sonrisa de él era la que también me pesaba en la boca: como en un espejo, uno de los dos era falaz. «¿Quién sueña con quién?», exclamó uno de nosotros, o quizá ambos simultáneamente. En ese momento oímos ruidos de pasos en la escalera de caracol: de un salto nos metimos uno en otro y así fundidos nos pusimos a soñar al que venía subiendo, que era yo otra vez.



Luego de leer ''Espiral'' consideré seriamente que todo aquel que piense en ''El principio del fin'' predica una fallida percepción, que divulga su ignorancia al omitir un nuevo comienzo, siempre circular...

Reflección

A veces sueño con volver... pero... ¿Adónde?

Incertidumbre

Las finas curvas imperceptibles desdoblan en sus tenues pliegues la ricura de una eternidad pulcra y absoluta.
Vulgar y desenfrenada la comisura de aquellos labios pierden en regocijo el temple de mi alma, saturando el aire de recuerdos ambiguos.
Mis sentidos intentan en vano retener aquel precioso cuadro tan solo un instante para permitirme desformar su armonía en pulsos nerviosos y percepciones alteradas... en trazos de tinta y manchas sobre un trozo de papel blanco.
La lluvia desdibuja mi memoria, condensándola sin nexos, sin un solo punto de apoyo en la realidad tangible.
Los dedos nerviosos al fin retoman la calma estática y sucumben al letargo de lo incierto... Y me voy...