Mi pensamiento delimita estantes
donde me gusta atascarme y jugar a la nada.
A veces, descubro lo inerente del desorden
en mi propia mirada;
en la manera
en que me mirás extrañado
cuando creo estar preparando el té y no dejo de contemplar al gato,
o exploro mi sexo con una pluma doblada hacia dentro del alba.
No hay nada que pueda hacer,
soy un despilfarro,
un rejunte de cosas que se agolpan y marean a cualquiera.
Pienso y siento en silencio,
a veces hablo horas para tapar el ruido que produce mi cabeza en silencio
y entonces digo las cosas más absurdas
como que las hojas de los árboles se mecen cuando el viento sopla,
y los gorriones pian a sus madres por más gusanos.
Pero secretamente pienso que los gorriones
son pelusas disfrazadas que corretean el aire en busca de un viento fuerte
en el cual precipitarse risueñas,
y con eso en mente sonrío
y la gente me mira extrañada mientras sigue respirando el gris de sus retinas.
27 dic 2016
7 dic 2016
15 oct 2016
14 jul 2016
12 abr 2016
El ojo del juez y su sentencia.
Abriendo lentos los párpados blancuzcos, apenas la negra jungla de las pestañeas lucha y se estremece, cediendo paso a un tenue destello verdoso que se hace presente, como un momento trascendental, esperado y temido a la vez, y; de pronto, la luminiscencia verde desaparece y me noto en presencia de una noche de ciego que respira mi miedo...dejándome la sensación de haberlo imaginado todo...
El temor cede en la medida en que tomo consciencia de que la cabeza reposa y el sueño va cediendo terreno a un cuerpo dolorido que se hace presente.
Al ir abriendo lentos los párpados blancuzcos, apenas la negra jungla de las pestañeas lucha y se estremece, cediendo paso a un tenue destello verdoso que se hace presente, como un momento trascendental, esperado y temido a la vez...
El temor cede en la medida en que tomo consciencia de que la cabeza reposa y el sueño va cediendo terreno a un cuerpo dolorido que se hace presente.
Al ir abriendo lentos los párpados blancuzcos, apenas la negra jungla de las pestañeas lucha y se estremece, cediendo paso a un tenue destello verdoso que se hace presente, como un momento trascendental, esperado y temido a la vez...
11 abr 2016
Letanías II
No quiero flores en mi tumba
ni en mi lecho.
Por otra parte,
tu desnudez no solicitó adornos
y fue mi miel de cada día
el explorar mil maneras de desatar
un temblor sin orillas a las cuales asirte,
y verte luchar en vano para luego abrazar el milagro.
La pérdida es infinita, ahora que el frío te cubre y la tierra te calienta
envidio a ambos, y ambos me uno.
D.C
ni en mi lecho.
Por otra parte,
tu desnudez no solicitó adornos
y fue mi miel de cada día
el explorar mil maneras de desatar
un temblor sin orillas a las cuales asirte,
y verte luchar en vano para luego abrazar el milagro.
La pérdida es infinita, ahora que el frío te cubre y la tierra te calienta
envidio a ambos, y ambos me uno.
D.C
Letanías I
Perdí contacto con la musa negra de tules densos,
pues caí en tu trampa: Partí sal y agua, y quedé atada a estos campos yermos.
Me entregaste al olvido tan pronto como mi dolor dejó de divertirte,
y el olvido ha tomado mucho de mí desde entonces.
En la goteante celda la inexpresión me recubre en tanto la lepra avanza,
destruyendo mi rostro altivo, mientras espero la noche.
Y me digo: Soy la fibra inafable,
soy el gemido de mi amante mulata que bebe
mis suspiros a lo lejos.
No hay nada que pueda tocarme
en tanto ella me piense,
no hay nada que pueda tocarme
en tanto su calor me habite.
A.S
pues caí en tu trampa: Partí sal y agua, y quedé atada a estos campos yermos.
Me entregaste al olvido tan pronto como mi dolor dejó de divertirte,
y el olvido ha tomado mucho de mí desde entonces.
En la goteante celda la inexpresión me recubre en tanto la lepra avanza,
destruyendo mi rostro altivo, mientras espero la noche.
Y me digo: Soy la fibra inafable,
soy el gemido de mi amante mulata que bebe
mis suspiros a lo lejos.
No hay nada que pueda tocarme
en tanto ella me piense,
no hay nada que pueda tocarme
en tanto su calor me habite.
A.S
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