Brotame en gajos multiformes,
en flores tempranas y furiosas;

pues ya no alcanzo a hervir
sin la intuición de mi primavera

y anhelo enrarecerte el alma...


He venido hoy para embriagar
tu copa con ardorosas pociones
y renacer de tu lecho pura e ingenua
como la rosa que me ofreciste.

He aquí tu recompensa, mi dulce musa.

¿Tanta fué la sutileza de mis labios
al besar tus hojas Alfonsina?

Interferencia

La vida es el misterio
que obviamos para vivir.

Mis caudalosos ríos
migran entregando
sus causes
a un mar desértico,
de pulcra
pureza doliente;
que me trae ahora
ante mis ojos;
las manos de Jesucristo;
enfermas de amor por la vida,
surcadas sin piedad
por la muerte...

Deberías saber,
tu esencia conserva
la prueba fehaciente
de mi locura.
Eternamente agradecida
por eso.

Ondas y surcos

Tus migajas sonoras llegan a mí,
resurgiendo inmaculadas
en la dureza de mi alma...

Quiero saberte
cobijado por la lluvia

que te vio partir;

con aquel aire rasgado de pena.



Irrespirable

mi necesidad

de sentir la verde melodía de nuevo...

El nonsense a apagado sus luces,

se han cerrado sus deslustradas taquillas.



La película sigue corriendo indiferente

al destino de los hombres;

el espacio oscuro la circunda,

la tortuosa trama de traiciones se desenvuelve plenamente,

y la inesperada sorpresa de una pura melancolía cierra el telón para siempre.



Pobre nonsense,

escenas recortadas de mi propia vida que parecen no coincidir jamás con la presente,

burdo cine del recuerdo de uno solo

que al terminar la cinta ya no es nadie...

Siempre dispuesto a migrar
con los cursos helados de viento
que corren
bajo

mis huellas estáticas.

El paisaje me recorre,
con sus tenues abismos,
sus diminutas
criaturas,
con sus colores
y sus tiempos.

Me hace libre.

Porque aunque no lo adviertas
tu piel
hecha jirones
de flores
exóticas
lleva
las
marcas
del desierto
nocturno
que no quiero
dejar
de explorar.

Improvisación

Colores reflejando primaveras pasadas
que danzan bajo un único motivo;
sensualmente desconocido.

La forma en que alineas tus lapices,
nerviosamente.

La sonrisa que reusa sonreirnos.

El secreto instante en que todo cobra un sentido
tan puro

que no lo vemos;


como polvo estelar en la arena del desierto
que ahora, de noche, mantiene tibios
tus pies descalsos
que se alejan;


siempre se alejan de mis besos.


Cada encuentro,

una nueva pérdida;

quizás solo un poco más sofocante que la anterior.

Forzando las lágrimas
mi valiente sacrificio
que aún siendo vírgenes tus desesperanzas
a todos nos toca el olvido...


Tan solo me ahogo,
en la sofocación
de la ausencia...

Por favor,
no olvides la fuente de mis virtudes;

aquel amplio desierto
siempre dispuesto a recibirte.

La atrocidad de los sueños
revela
el propósito perdido de convicciones
 nebulosas y atrofiadas.


- El fuego
de tus páginas
azules. -

Soy el eco
de vidas pasadas
que gritan al unísono
preste oído a
hermosas
palabras
que no se dejan oír.

De mi vida antagónica
solo un par de palabras

perdurables;
reservadas,
nostálgicas;

nunca escritas.




De tu vida
las palabras todas
hacen eco en mi alma,

tus palabras absolutas;

tus sílabas de entendimiento,

de inequívoco sufrimiento.





A Ernesto Sabato.

A José Nicolás Eramo.

Por hacerme parte
en lo prematuro de estos días;
que nacen y mueren irrepetibles,
sin más desgaste que la perspectiva de sus sombras...

                            
                                Ana P. Schwarz.

Los rostros extintos que
alguna vez fueron nuestros

solo esperan el desgarro.

Avivando el fuego
de los pecados crecientes;

invocando el viento de los pasados
grisaceos;

el no-olvido...



Ya nos mataron
tantas veces...

Que me queda
sino la sombra

de esta virtud
que se renueva

en muchos corazones;

que se marchita
en tantos pensamientos...



Hoy no estás y yo tampoco.

Espejos invertidos

Interminables pasados
rememorados en la abstracción
de alguna figura moribunda,
de algún cuadro agonizante;

en la virulencia de este mar,
que solo a veces se presenta
e inequivocamente

me subleva

a espectrales
entreactos sangrientos
que recapitulan

incesantemente,

nada menos que
otro siglo de demencias...

La apariencia es mi realidad cuarteada,


cuyos muchos pliegues improvisan mis vistosas dolencias.

Despierto:

"Mis alas se han roto,

mis heridas no han sanado,

mis recuerdos son mugrientos harapos de pesadillas,

el presente no es más que un triste sueño

y el futuro inaludiblemente
 
 muere..."

La primera gota de la tormenta


desvistió mi pensamiento
de tonos/tenues/grises
 
para florecer de entre mis víseras
en profundos carmines arremolinados.

Ya no busco sanar


el espacio que colma de ausencia;
tu escarchado rocío de inviernos perpetuos;

que constante

se renueva con otros nombres y conflictos,

en insospechados laberintos inmensos;

circulares.

Viejos glaseares de lo marchito.

Las palabras juegan algún extremo inconcluso de mi boca;


para concretarse en otra parte u olvidarse para siempre.

Recreando,

en las nieblas del ensueño,

el ilusorio

eco de un poema.

Exaltaciones

Rostros tatuados en pieles muertas;


cicatrices añejas que en desiertos encantados
olvidé tiempo atrás.


Tibios refugios de otras eras
me frecuentan.

Melancólicos cantos
y densas siluetas que presagian temor,


en ríos repentinos,

nefastos,


brutales;


que arrasan
y retornan


como huracanes de seres murientes,
sollozantes;



indignados por la desmemoria,
por el olvido de una frase que no sé recordar...

Primera sesión

I

- Te conocí Pablo, amigo mio; 
para redimir mi fe en un nombre... -

II


En la tortuosa infancia de los silencios
algo existía que sin saberlo
obligábame a contemplar la belleza de los astros,
la magnificencia de los felinos;
nocturnos habitantes de terrazas ajenas...

Otra infancia
tan pálida y enfermiza
elegía el frío
para no despertar;
renovando mi promesa a las pesadillas.


De haber sabido latente
la existencia del niño botánica
que ya para entonces
reverdecía en primaveras constantes no muy lejos;

de haber presentido
 la eternidad de los libros,
el reconocimiento y la salvación;

de haber sospechado
los dos pilares de sangre
que sostienen mi vida;

de haber encontrado al Ser Amado, incluso antes...

Mi alma, ¿Donde estarías?

Suerte radiante;
palco de ausencias.

Mi estadía en la pena
es reticente al olvido.

Fragmento

La existencia de mi ser
subsiste en secuencias ininterrumpidas
de instantes incapturables,
irrecuperables,
irreproducibles...

La insignificancia y magnificencia
se mezclan hasta confundirse
formando una misma cosa;
y aún más,
en dos planos o quizás en miles
subsiste el ser muriente,
amante,
pensante
que escribe
y el
ser eterno,
estático;
escrito.

Disparo la mente
a lo profundo
de un refugio,
cuyas
anatomías y rostros extintos
evocan retazos idénticos
de sueños igualmente cautelosos,
cohibidos.

Y al igual que yo,
instalándose en lo anónimo del silencio
las flores nacen tímidamente
y se entreabren a la poesía tibia del movimiento.

Principio

Nombremosnos de nuevo
y vivamos un auténtico sentido,
aún sin nombre
ni tiempo...

La coraza y el olvido.

La tempestad,
expuesta a nerviosos
pensamientos,
colma estas paredes
de amargos pesares
chorreantes de lucidez...

- Si tuviésemos alas,
jugarías a volar
y yo no. -

- Y es que del paraíso surge el primer exilio;
nuestro errante camino.
Los libros podridos
de siglas borrosas y fechas falsas.
La desesperanza que me respira,
y la tenue esperanza que aún expiro... -

Promesas mudas.

Litigios y viejas razones desbordan mis bases,
colapsan sus frágiles estructuras;
los tibios e intrincados medios de hacerse presentes.

- Cada ocaso en un sitio ausente no vale esta pena -...

Del pasado;
incorpóreos retazos y
envolventes páginas negras.

Mis lecturas corrosivas
de héroes infantes:
desesperados, solos,
moribundos y desconsolados.

Demasiado vivos;
demasiado reales...

Enraizadas disculpas
estorban
mi entendimiento de lo personal...

Los libros de encuentro
me pierden.

Salvajes huellas
de pequeños pies moribundos
frecuentan
promesas disueltas
en charcos móviles
de agua tintada.

No puedo sino preguntar
sobre la veracidad en los sentimientos en un suspiro rehuido,
sobre la consistencia de los amaneceres que errando su cause nos sueñan despiertos...

Sucesiones vertiginosas
de llamas distantes
se reflejan
opacas y espectrales
en los ojos que me miran.

La distancia eterna
y la ausencia de los años,
se ven faltos de contundencia
en la dimensión
que se me presenta.

Contemplo un frío que me abstrae,
lo deshojo lentamente
y consumo sus pétalos
con la yema de mis dedos.

Parecés asombrada
y digo;
no sin bajeza,
que las estrellas
nunca han de sentir como los hombres...

Pequeña infanta
se instala
con frecuencia en el ayer,
respirando
suave y lenta
las secretas sustancias;
que en constancia y exceso
realzan
mis sombras.

Pesares añejos.

Tumbas abiertas
de amores viajeros.
Los seres de ayeres;
los pasos inciertos...
A todos ustedes:
Mis íntimos féretros.

Textos de páginas incorregibles.
Cada una;
pequeño recinto circular e intrasmitible.

Mis ojos graves seden
su misterio del ser graves
colmando un tenue
e insistente temblor;
aturdiendo esta falta de ser,
que me bautiza sin nombre
y me sabe metódica en mis formas
de hacerme daño...

La pérdida aún flota
como pequeñas partículas
de dolor denso
surcando vientos helados
en su vana búsqueda
de un rechazo menos tajante.


Una letra real me bastaría...

La plenitud puede existir
en
un efímero
retazo de existencia;
entre una mayúscula
y un punto.


El movimiento de mis estados
me toma por sorpresa;
una letra real es demasiado...

Creo verme morir diciendo que el equilibrio nunca llegó.

El morador de las cavernas
come universos con el pensamiento
y pasa hambre...

Retratos impúdicos,
cuadros transpirando
la deformidad
de sus muecas fingidas,
de otro perfil que no te refleja,
de una pincelada demás;
como la sombra
de una nerviosidad inconfesable
y equivoca.
Quise reflejarte
y terminé
pintando
lo que percibo
de vos.

A Katou

La cuna de mis días de insomnio
descomunal e imprecisa,
en años y pesares
se precipita sobre mí.

Ojos de felino observan;
sucumben las fobias,
se inclinan los pedestales,
todo destila aquel afecto
que proviene
del frío y oscuro vacío
en las bifurcaciones
de mi existencia;
quizás aún la nausea
de la injusticia,
del aplazamiento,
de la inconstancia,
provengan de ahí...

La realidad que precipita al alma
a la incongruencia
se resquebraja,
pierde consistencia;
se fragmenta ante esa mirada.

Esta propiedad milagrosa,
este tenue amor te profetizo.

El temblor de los labios muertos
inspira mis tardes de malestar
en el abovedado féretro.
- No te odio, te temo. -

Reverdeciendo
el niño botánica se desvencija en pensamientos
desiguales,
indivisibles de su alma sensible;
susurrando el insomnio de los paisajes
que despiertan y hacen soñar.
Aún creo
sus palabras
dan vida al adulto infante.

...
Siempre viviré narcotizado
en el veneno de los pensamientos.

Los estados incipientes,
laberintos latentes
que envuelven
el potencial
imaginario,
las flores marchitas
de mi escritorio
nostálgico.

Y ahora solo escribo con la pluma volteada hacia adentro de mis entrañas.

La carencia de aspectos me vuelve unánime,
como la noche o el silencio de mi ausencia...

Lineales pérdidas del desierto en ascenso.
En retrospectiva,
fobia al aumento
y a la falta de pensamiento.

Simulacro de planos adversos
dispersos en su necesidad de encontrar;
mortíferos,
transparentes,
los cristales rotos de la mente;
el martillo inefable del absurdo...

La apoplejía de los sueños me deja inmóvil;
y los fantasmas
desfilan,
acarician,
y violentan
las puertas letradas,
discutiendo la raíz;
la indecisión.

Las ideas de pronto perturban al caer.
Precipicios oscuros,
inexpresiones,
corredores fantasmales que guían y pierden los pensamientos.

Nunca mi máxima expresión...

Nunca veo envolventes mis pies sobre el paisaje imperecedero plantar sus huellas,
como parte de un cuadro que recuerdo entre sueños;
y ser bruma sobre el río,
aliento de tierras muertas,
de pantanos nostálgicos,
de olvidadas bellezas…

Milagros de inexplicable fuente
proliferan en razones irrazonables.
Tortuosa memoria-tormenta:
Te escribo este tiempo de ausencias
en el cual todo es olvido
para que comprendas que el reencuentro
es inevitable.

Un ser se creé a si mismo olvidado.

Y es que le duele recordar,

que existió un tiempo en el cual,
no sentía arena en el pecho
ni la abrumadora necesidad de llorar.

- A decir verdad,

ese ser soy yo mismo... -

- Ahora que lo sé,

me he vuelto real. -