12 abr 2016

El ojo del juez y su sentencia.

Abriendo lentos los párpados blancuzcos, apenas la negra jungla de las pestañeas lucha y se estremece, cediendo paso a un tenue destello verdoso que se hace presente, como un momento trascendental, esperado y temido a la vez, y; de pronto, la luminiscencia verde desaparece y me noto en presencia de una noche de ciego que respira mi miedo...dejándome la sensación de haberlo imaginado todo...
El temor cede en la medida en que tomo consciencia de que la cabeza reposa y el sueño va cediendo terreno a un cuerpo dolorido que se hace presente.
Al ir abriendo lentos los párpados blancuzcos, apenas la negra jungla de las pestañeas lucha y se estremece, cediendo paso a un tenue destello verdoso que se hace presente, como un momento trascendental, esperado y temido a la vez...
No entreabras la cadencia del verso
no rodeés otro amanecer con dedos de amante,
no sufras a medias.




11 abr 2016

Letanías II

No quiero flores en mi tumba
ni en mi lecho.
Por otra parte,
tu desnudez no solicitó adornos
y fue mi miel de cada día
el explorar mil maneras de desatar
un temblor sin orillas a las cuales asirte,
y verte luchar en vano para luego abrazar el milagro.

La pérdida es infinita, ahora que el frío te cubre y la tierra te calienta
envidio a ambos, y ambos me uno.

D.C


Letanías I

Perdí contacto con la musa negra de tules densos,
pues caí en tu trampa: Partí sal y agua, y quedé atada a estos campos yermos.
Me entregaste al olvido tan pronto como mi dolor dejó de divertirte,
y el olvido ha tomado mucho de mí desde entonces.
En la goteante celda la inexpresión me recubre en tanto la lepra avanza,
destruyendo mi rostro altivo, mientras espero la noche.
Y me digo: Soy la fibra inafable,
soy el gemido de mi amante mulata que bebe
mis suspiros a lo lejos.
No hay nada que pueda tocarme
en tanto ella me piense,
no hay nada que pueda tocarme
en tanto su calor me habite.

A.S