29 dic 2018

A un amigo

Sosegada tu risa,
medida,
como mitigada por el dolor de los años; duramente ganada.
Cautelosas tus palabras, seleccionadas de un bullicio interno demasiado frondoso para no ser asfixiante en su silencio.
Te veo observarme, escucharme; incluso incursiono en arrebatarte algunas palabras e ideas.
Dibujamos y resaltamos inquietudes
y sueños,
gustos tontos
y narcóticos indispensables.
Y en mi desastre te sé querido en tu daño, en tu esencia y tu calma que es pura apariencia reposada.